La llave para entender APOCALIPSIS

Por: MiguelG  (Miguel Gallegos, Uruguay)

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Para entender el sexto sello es necesario analizar simultáneamente los versículos 12 al 17 de este capítulo 6.

Apocalipsis 6:12 “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre.

Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes.

Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quien podrá sostenerse en pie?”.


Sexto Sello - Parte 1

Introducción

El quinto sello había centrado nuestra atención en el cielo, donde vimos las almas de los redimidos muertos durante la tribulación a manos del anticristo en cumplimiento de Daniel 7:21 y Apocalipsis 13:7a. Ahora, el sexto sello vuelve nuestra atención a la tierra por cuanto es allí donde se desenvuelven los juicios que implica la apertura de este nuevo sello. La apertura de este sello también supone la sucesión eventos de orden cósmico que tienen su efecto directamente sobre la tierra y quienes habiten en ella mientras transcurra ese periodo futuro conocido como la septuagésima semana de Daniel (9:27).

Cristo señaló en la profecía de Mateo 24 que en ese período “habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora ni la habrá” (Mateo 24:21) . Precisamente, son eventos como los de este sexto sello los que hacen que ese periodo en la historia de la humanidad sea de catástrofes sin precedentes. Basta imaginarse los espeluznantes efectos que tendrá sobre la tierra y sus moradores el oscurecimiento del sol, la luna, la caída de estrellas o meteoritos y un terremoto de magnitudes tan fuertes que hará que toda isla sea removida de su lugar. La sucesión de estas catástrofes a nivel mundial en forma intensa y rápida hará que el tsunami asiático haya parecido un juego de niños.

La profecía de Lucas 12, que también debe considerarse paralela a Apocalipsis 6 en muchos de sus aspectos, señala que “habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales en el cielo” (Lc. 21:11).

Sofonías 1:14 profetiza respecto a este periodo “Cercano está el día gran de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová, gritará allí el valiente".

 

Sexto Sello - Parte 2

La literalidad del sexto sello

No quedan dudas en cuanto a la literalidad con la que debe ser interpretados esta profecía futura de Apocalipsis así como también los pasajes antes citados de Mateo 24 y Lucas 12. Las doctrinas preterístas han hecho infructuosos e infundados esfuerzos para sostener que estos pasajes deben ser interpretados alegóricamente y defender así que su cumplimiento ya se efectuó en el pasado.

Como hemos visto en párrafos anteriores, las sanas reglas de interpretación imponen la literalidad y ésta solo debe ser dejada a un lado cuando conduzca a absurdos. Sólo se podrá espiritualizar o alegorizar la interpretación de un pasaje cuando la interpretación literal conduzca a un absurdo. Y la espiritualización o alegorización que se haga en tal caso no debe ser arbitraria sino sujetarse en todos los casos a los elementos que suministra la propia Palabra para interpretar el símbolo.

Para ejemplificar esto que vengo de decir ya he citado antes el sueño profético de José en Génesis 37:9-10. Allí José recibe un sueño profético conforme al cual el sol, la luna y once estrellas se inclinaban delante de el. Resulta un absurdo que los astros se inclinen delante de un hombre, por lo que la interpretación que allí corresponde es la espiritual o alegórica. Y la propia Biblia es la que nos da allí mismo los elementos para hacer tal interpretación alegórica en la forma correcta sin dejar ningún margen para nuestra imaginación. El mismo Génesis 37 nos informa que Jacob entendió que el sueño significaba que José llegaría a una cargo o autoridad que haría que el resto de su familia se tuviera que inclinar ante él. Y Génesis 41:37-40 y 46 nos dicen que Dios puso a José como gobernador de Egipto y que su familia finalmente terminó bajo su jurisdicción y autoridad. Así pues vemos que sólo corresponde desechar el criterio literal cuando el mismo nos conduce a un absurdo y aún en esos casos el criterio espiritual no puede aplicarse arbitrariamente sino utilizando los elementos que da la propia Biblia, ni más ni menos.

Este no es el caso ni de Apocalipsis 6, ni de sus pasajes paralelos en Mateo 24 y Lucas 21. Esto es así porque no constituye ningún absurdo afirmar que los eventos cósmicos allí descritos, así como los terremotos y demás catástrofes perfectamente pueden suceder literalmente y tal como lo dicen estos pasajes. Además, aquí no existen como en el caso del sueño de José, elementos que permitan dar un significado diferente a la profecía apocalíptica que no sea el literal. Observar la forma en que se han cumplido las profecías del pasado constituye sin lugar a la más mínima duda nuestra mayor referencia para determinar como se cumplirán las del futuro. Las profecías del pasado se han cumplido literalmente y por tanto de la misma forma se cumplirán las del futuro.

¿Acaso no es el Señor el mismo ayer hoy y siempre (Hebreos 13:8)? ¿Cambiará acaso su forma de cumplir sus profecías? Basta ver como se cumplieron literalmente las profecías sobre la primer venida de Cristo, su ministerio, sufrimiento, crucifixión, muerte y resurrección, para advertir que de la misma forma se habrán de cumplir las profecías sobre la cadena de eventos que darán lugar a su segunda venida.

El preterismo ha tratado de alegorizar Mateo 24, Lucas 21 y Apocalipsis 6 diciendo que la Biblia usa en estos pasajes figuras que para la literatura y comprensión judía de la época representaban los gobiernos humanos y religiosos. Así por ejemplo, dicen que la caída de estrellas en realidad refiere a la caída de los sistemas políticos y religiosos imperantes en la primer siglo de la era cristiana y que eso se cumplió cuando Jerusalén fue destruida en el año 70 dc. Mal puede Apocalipsis estar usando en el capítulo 6 figuras o símbolos que le resultaban familiares a los judíos de la época siendo que Apocalipsis NO está dirigido exclusivamente a los judíos y tampoco exclusivamente a los gentiles de la época, sino que tiene vocación universal. Así por ejemplo, véase que en Apocalipsis 1:1 se dice que Dios le dio la Revelación a Jesucristo “para manifestar a sus siervos” , es decir que está dirigido a todos. Nótese además que las cartas de los capítulos 2 y 3 están originalmente dirigidas a las iglesias dispersas a lo largo de toda Asia y no a Israel: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatíra, Sardis, Filadelfia, Laodicea. ¿Cómo podrían estas iglesias gentiles entender figuras que conocían en exclusiva los israelitas?

Definitivamente, y no solamente por estas razones, debe ser rechazado cualquier intento de sostener que los eventos cósmicos del sexto sello son cosa del pasado y no habrán de ocurrir literalmente en el futuro. Al realizar la introducción al capítulo 6 de Apocalipsis ya hice una extensa exposición acerca de las razones por las cuales la doctrina preterista es errónea y la profecía apocalíptica es aún futura y literal.

Sexto Sello - Parte 3

La ira del Cordero

Es inimaginable el terror que reinará en esta tierra y entre los hombres al ver esta sucesión de eventos cósmicos. Cuando esto suceda ya habrá muerto la cuarta parte de la humanidad por efecto de las guerras, el hambre y las pestes (Apocalipsis 6:4-8). Pero estas catástrofes del sexto sello superarán el horror que habrán provocado los primeros sellos más que nada porque suponen una alteración del orden cósmico y la sucesión de hechos inimaginables para el hombre nunca esperados. El funcionamiento del cosmos ofrece cierta previsibilidad puesto que las leyes del universo tienden a permanecer, las estrellas y los planetas tienden a seguir su órbita, etc. Pero cuando estos juicios lleguen, el hombre verá que de pronto ese orden que parecía inalterable se volverá impredecible y mortal y preferirá la muerte ante tal espeluznante inseguridad: “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes. Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros” (Apocalipsis 6:15-16).

Este sexto sello hace que al caos que venía reinando en la tierra producto de la muerte de la 1/4 parte de la población mundial, las guerras, hambres y pestes mundiales se le sume ahora un caos de tipo cósmico. Esto será lo que hará que el hombre advierta que lo que venía experimentando desde la apertura de los primeros sellos no era producto del curso natural de la historia del hombre, sino que era fruto directo de la ira de Dios. La expresión hecha por los hombres en el versículo 17 ( “el gran día de su ira ha llegado” ) declara una situación de hecho que se venía sucediendo desde los primeros sellos. La alteración del orden del universo y de las leyes cósmicas es lo que hace que el hombre se de cuenta de que lo que estaba y está viviendo no es simplemente la suma casual de guerras, hambres y pestes sino que está viviendo la ira de Dios. Hasta antes del sexto sello los hombres habían experimentado una situación sin precedentes de guerra, hambre y pestes, pero no habían reconocido tal situación como ira de Dios, quizás por la naturaleza misma de esos juicios. Si bien los juicios de los primeros sellos serán de una gravedad sin precedentes, los hombres creerán que forman parte del curso normal de sucesos humanos puesto que guerras, hambres y pestes ya han existido a lo largo de la historia.

Al llegar el sexto sello y desatarse el caos cósmico es cuando advierten que era Dios quien estaba interviniendo directamente en la historia para poner fin a los días del hombre. De allí entonces que recién en el sexto sello se registre esa declaración de que la ira de Dios ha llegado, sin que ello signifique que la ira comience o se desate recién a partir del sexto sello. Como vimos, 1 Tesalonicenses 5:3 enseña que el día del Señor o tribulación comienza con la declaración de “paz y seguridad” por parte del hombre y esa declaración coincide con la apertura del primer sello (Apocalipsis 6:2).

Sexto Sello – Parte 4

El principio de dolores

Los eventos cósmicos profetizados en los versículos bajo análisis no deben confundirse ni identificarse con los descritos en Mateo 24:29 y Lucas 21:25. Mientras que los eventos del sexto sello se suceden al promediar la septuagésima semana de Daniel, los eventos cósmicos descritos en esos dos pasajes citados se suceden inmediatamente después de la tribulación e inmediatamente antes de la aparición gloriosa de Cristo en su segunda venida visible (Mateo 24:30; Hechos 1:9-11). Más bien, este caos cósmico del sexto sello está en relación con la profecía sobre “grandes señales en el cielo” de Lucas 21:11, la que se cumplirá sin que ello signifique que el fin venga inmediatamente (Lucas 21:9) y configurará el “principio de dolores” del que habló Cristo en Mateo 24:8.

El terremoto

La apertura del sexto sello trae consigo un gran terremoto, sin precedentes en la historia de la humanidad. De tal magnitud será este terremoto que la profecía dice “todo monte y toda isla se removió de su lugar”. Noten la universalidad que caracterizará este terremoto e imaginen la devastación que provocará el mismo a nivel mundial. No quedará monte ni isla en ningún lugar del mundo que no haya sido movido de su lugar. Hace poco nos asombramos con la noticia de que el tsunami asiático había variado el eje terrestre y movido de su lugar algunas islas por unos pocos centímetros. Pues imaginen cuantas veces más potente será ese terremoto del sexto sello puesto que no dejará habrá lugar donde no deje devastación. Resulta interesante notar que la profecía no habla de una sucesión de terremotos que se van dando en diferentes lugares, sino que habla de UN gran terremoto que sacudirá simultáneamente al mundo.

Los que sostienen el rapto postribulación se enfrentan a un serio problema al llegar a este pasaje que refiere a la remoción de islas y montes. Por un lado tenemos que Cristo prometió guardar a los cristianos de la tribulación (Apocalipsis 3:10) así como de la ira (1 Tes 5:9) y por otro lado tenemos que todo monte e isla será objeto de la devastación. Entonces cabe preguntarse, si la iglesia está aquí cuando esto suceda ¿cómo es que será guardado de la tribulación y de la ira un cristiano que viva en una isla?

El terremoto de alcance mundial y devastación universal profetizado en Apocalipsis 6:12 no es el único en la profecía apocalíptica. Apocalipsis 8:5 nos habla de un segundo terremoto en este periodo de tribulación y Apocalipsis 11:13 de un tercer terremoto. Pero aún hay más, puesto que Apocalipsis 16:8 profetiza “un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”.

Tenemos entonces que el terremoto del sexto sello no será el mas severo durante el periodo de tribulación, aún cuando sea de carácter universal y produzca una devastación tal que no quede un solo monte e isla que no sean removidos de su lugar. Dios reservará un terremoto aún mayor para el final de la tribulación. Este terremoto mundial final tendrá por efecto que “toda isla huyó, y los montes no fueron hallados” (Apocalipsis 16:20).

La fuerte disminución en la luminosidad solar y el enrojecimiento de la luna no serán eventos de los que vayamos a encontrar antecedentes en la historia de la tierra. Es cierto que los eclipses lunares que hoy podemos apreciar cambian el color de la luna tornándola rojiza por momentos. Pero la magnitud de lo profetizado respecto al sol, la luna y las estrellas, solamente dejará a los hombres una explicación: “el gran día de su ira ha llegado ¿y quien podrá sostenerse en pie?”

Dijo el profeta Joel bajo inspiración divina “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová” (Joel 2:30-21).

Completaremos el análisis de este sexto sello en la parte 5.

Sexto Sello – Parte 5

La caida de estrellas

Este sexto sello aún deparará cosas peores para quienes lo habiten durante la septuagésima semana, pues la profecía nos dice que “Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra”. Como dije, resulta absurdo señalar que “estrellas” es un simbolismo usado por Juan para darse a entender con los judíos de la época. Esto porque no hay obstáculo para un cumplimiento literal de la profecía y más que nada porque como vimos Apocalipsis está dirigido a gentiles que no usaban ni conocían ese supuesto simbolismo. Conocedores del griego nos dicen que “estrellas” es la traducción el griego “astéteres” y que este término también alcanza –por ejemplo- a los meteoritos. La caída de meteoritos, no es algo corriente, tampoco es algo que resulte extraño a la historia de nuestro planeta, por lo que tenemos allí una razón más para no apartarnos de la literalidad.

Lo que no tendrá precedentes será la magnitud e intensidad de esa lluvia de estrellas o meteoritos. Tan espeluznante será eso que la profecía dice “Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla”. No es posible hacerse una mínima idea de la inseguridad que reinará en esos días cuando lo que hoy parece ser lo más estable y ordenado –el universo gobernado por las leyes cósmicas- se vuelva un caos.

 

Terror universal

Nadie escapará a ese juicio y del terror que el mismo supone. La profecía da fe de ello cuando nos revela que “Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes” (Apo 6:15). La lista de aterrorizados va desde los gobernantes hasta “todo siervo y todo libre”, con lo cual no habrá NADIE en ningún lugar que escape al gran terremoto, el oscurecimiento del sol, el enrojecimiento de la luna, la caída de los meteoritos y la remoción todo monte e isla. De nuevo cabe aquí preguntarle a los postribulacionistas ¿cómo es posible que la iglesia permanezca aquí mientras se suceden estos eventos de alcance universal siendo que Dios prometió guardarla de su ira?

Isaías profetizó en el mismo sentido: “Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido (...) Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando El se levante para castigar la tierra” (Isaías 2:10-19).

A causa de su pecado, Adán y Eva ya habían intentado infructuosamente esconderse de la temible presencia de Dios, según surge de en Génesis 3:8. El hombre de los últimos días hará lo mismo e inclusive deseará la muerte antes que seguir enfrentando el horror de la catástrofe universal que viene, cuando “El se levante para castigar la tierra” (Isaías 2:19). Pero llegará incluso el momento dentro de esa semana apocalíptica en que “los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, PERO LA MUERTE HUIRÁ DE ELLOS” (Apocalipsis 9:6).

La “ira del Cordero” es el motor que mueve esta sucesión de juicios apocalípticos y es de ella que los hombres infructuosamente intentan esconderse. Cuando analizamos Apocalipsis 5:6 habíamos visto que Cristo aparecía representado como un Cordero y que tenía siete cuernos. Dijimos que estos siete cuernos son una alusión directa al poder de Cristo, y que si bien aparece como un cordero inmolado y cumpliendo las descripciones de Isaías 53, es también el TODOPODEROSO. El cuerno por sí solo es símbolo de poder, y el hecho de que sean siete cuernos, habla de esa plenitud, de lo todopoderoso que es propio y exclusivo de Cristo según Apocalipsis 1:8. Es una paradoja que el Todopoderoso aparezca como un Cordero, pero se explica por lo que dice 1 Corintios 1:25 “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.

Tribulación = ira del cordero

Ya había adelantado algo antes respecto a la declaración que hacen los hombres al sufrir los juicios del sexto sello y que está registrada en el versó 6:17 “el gran día de su ira ha llegado; ¿y quien podrá sostenerse en pie?”. Simplemente, permítanme agregar algo que es muy importante y que precisamente por ello lo dejé para el final. Los midtribulacionistas fundan su posición de que la iglesia será arrebatada a mitad de la tribulación porque entienden que la ira de Dios recién comienza aquí en el sexto sello. Sin embargo, a lo dicho más arriba, debo agregar que expertos en el texto original señalan que la expresión “ha llegado” es traducción del griego “eilthen” y que la forma verbal utilizada no significa algo futuro, sino pasado, histórico, algo que ha sucedido. Es decir que la declaración es producto de que los hombres constaron o advirtieron que lo que venía ocurriendo desde los primeros sellos efectivamente era la ira de Dios. Hay una declaración similar en Apocalipsis 11:18. Allí, al sonar de la séptima trompeta, hay una declaración similar: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido y el tiempo de juzgar a los muertos y dar el galardón a tus siervos los profetas (...)”. Apo 11:18 no dice que la ira esté dando comienzo con la séptima trompeta, sino que está declarando que existe una relación íntima entre lo que está sucediendo y la ira de Dios. Se está declarando una situación que ya está instalada. Lo que Apocalipsis 11:8 dice es que lo que está sucediendo es la ira de Dios y que es la hora de juzgar, galardonar, etc. Lo mismo sucede con la declaración “el gran día de su ira ha llegado” en Apo 6:17. Allí se reconoce una situación de hecho ya instalada desde el primer sello y que encuentra su causa desde el inicio en la “ira del Cordero”.

En consecuencia, es un gran error diferenciar la tribulación de la ira del Cordero puesto que, como vimos, ambos conceptos hablan de lo mismo y suponen la misma cadena de sucesos.

 

Apocalipsis 7:1 “Después de esto vi a cuatro angeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol”.

Este capítulo 7 nos presenta dos grandes profecías, cada una de ellas referida a dos grupos bien diferenciados de salvos: a) los 144.000 sellados (v. 1 a 8) y b) la multitud vestida de ropas blancas (v. 9 al 17). El capítulo 6 había dejado planteada una gran pregunta: “¿y quien podrá sostenerse en pie?” (v. 17). Bien podríamos decir que este capítulo 7 contiene la respuesta a tal pregunta porque los 144.000 serán protegidos de los juicios que serán derramados sobre la tierra como consecuencia de la ira de Dios (Apocalipsis 9:4) y la multitud de ropas blancas finalmente estará “delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apo. 7:9,15).

Pero concentremos nuestra atención ahora en el versículo 1 y dejemos para luego el análisis de estos dos grupos de salvos.

Algunos intérpretes han intentado identificar a estos cuatro ángeles mencionados en el verso 1 con cuatro naciones del mundo, pero tal identificación es errónea por carecer de sustento bíblico. Es cierto que la profecía de Daniel nos enseña que existen arcángeles y ángeles a cargo de la protección de determinadas naciones (Daniel 12:1) y que inclusive existen demonios que ejercen influencia sobre otras (Daniel 10:13,20). Pero en todo caso esos ángeles protegen o influyen sobre las naciones, pero NO son las naciones ni tampoco las representan. Por tanto, la referencia que este versículo hace a 4 Ángeles debe ser interpretada literalmente. Cuando analicemos los juicios de las trompetas y copas apocalípticas, veremos inclusive que los ángeles son instrumentos de ejecución de la ira de Dios por lo que nada impide decir que aquí estamos ante 4 Ángeles reales.

La expresión “cuatro ángulos de la tierra” no debe ser interpretada de otra forma que haciendo referencia al norte, sur, este y oeste. Recordemos que la Biblia nos informaba acerca de la redondez de la tierra desde siglos antes de que el hombre lo descubriera. Esto lo podemos comprobar leyendo Isaías 40:22, profecía ésta que data del siglo VIII AC.

Los 4 ángeles en cuestión “detenían los cuatro vientos de la tierra”. En el contexto apocalíptico, los “cuatro vientos de la tierra” bien pueden constituir un símbolo del juicio o castigo de Dios. Como ya he explicado, la literalidad solo puede abandonarse si conduce a un absurdo y este parecería ser uno de esos casos puesto que no tendría mayor sentido hablar de vientos literales aquí en este contexto. Existen al menos dos pasajes que nos autorizarían a abandonar en este caso la literalidad y a hacer esa identificación de los “cuatro vientos de la tierra” con el castigo o juicio divino.

Estos pasajes son Jeremías 49:36 y Zacarías 6:5. En Jeremías, Dios habla respecto a Elam y al castigo que caerá sobre ella: “Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo; y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam”. En Zacarías 6:5 se dice que los cuatro carros mencionados en el v. 1 de ese capítulo “Son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra”. Se agrega más adelante en el v. 8 que los vientos que habían salido hacia las tierras del norte “hicieron reposar Mi Espíritu en la tierra del norte”, lo cual es una clara alusión al juicio o castigo que Dios traería en esa época sobre Israel utilizando a Babilonia. Vemos pues que, por lo menos en estos dos pasajes, los cuatro vientos de la tierra están asociados a juicio o castigo divino.

Según el verso 1, estos “cuatro vientos” que simbolizan el juicio divino son detenidos en su accionar sobre la tierra, el mar y la vegetación. Noten que hasta ese momento los hombres ya venían sufriendo guerras (6:4), hambruna (6:5) y pestes (6:8). Sin embargo, la ejecución de los juicios es detenida para que se proceda a sellar a 144.000 siervos de Dios (v. 3 a 8).

Si bien resulta difícil determinar si esta visión de Juan descrita en el capítulo 7 tendrá cumplimiento momentos antes del comienzo de la tribulación o una vez inmediatamente después que la misma haya iniciado, creo que existen argumentos de peso para sostener lo segundo.

A favor de que esta visión tiene cumplimiento después del comienzo de la tribulación podríamos invocar el hecho de que el capítulo comienza con un “Después de esto vi”. También podríamos invocar a favor el hecho que los juicios se detienen sobre la tierra, el mar y la vegetación, pero no sobre los hombres. Cuando esta visión del verso 1 tiene cumplimiento, los hombres ya han experimentado los juicios que suponen los primeros sellos (hambres, pestes y guerras), pero la tierra, el mar y la vegetación todavía no ha sufrido las consecuencias de la ira de Dios sobre la humanidad. Estas consecuencias sobre la tierra, el mar y la vegetación recién aparecerán con el toque de las trompetas, tal cual podemos ver en Apocalipsis 8:7-11.

Entonces, cronológicamente, tenemos que: En el capítulo 6 los hombres experimentan juicios que tienen consecuencias sobre ellos, pero no sobre el mar, la tierra y la vegetación. En el capítulo 7 se detiene la ejecución de los juicios que vienen y tienen consecuencias sobre la tierra, el mar y la vegetación mientras se sella a los 144.000 siervos de Dios. En el capítulo 8, estos cuatro Ángeles cesan en su actividad de detener estos vientos y vemos que las consecuencias de la ira también se hacen ver en el mar, la vegetación y la tierra.

Apocalipsis 7:2-3 “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”.

Aparece un nuevo ángel en escena que ordena a los otros cuatro que no comiencen la ejecución de los juicios sobre la tierra, el mar y la vegetación o que detengan los mismos hasta tanto sean sellados los 144.000 israelitas mencionados en los versículos siguientes. No he encontrado elementos para determinar la verdadera razón por la cual este ángel sube desde el oriente, por lo que me parece prudente no hacer ninguna sugerencia al respecto.

El texto indica que el ángel que ordena la detención o suspensión de los juicios también participará en el sellado de los siervos de Dios (dice “hayamos sellado”). El plural utilizado en el texto indica asimismo que tal actividad será llevada a cabo por más de un ángel.

La detención o suspensión de los juicios durará hasta tanto sean sellados los israelitas. No se nos indica el tiempo que durará el sellar a los 144.000 israelitas, pero todo hace pensar que será muy breve ya que los eventos apocalípticos se suceden rápidamente (recuerden que “pronto” en Apo 1:1 es traducción de “tachy” y esto indica rapidez).

El ángel “tenía el sello del Dios vivo”, el cual será utilizado para sellar en sus frentes a los 144.000. Apocalipsis 9:4 revela que una de las funciones que cumplirá este sello será el librar a estos 144.000 de los juicios apocalípticos: “Y se les mandó (al ejército de langostas) que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes”.

De esta forma, este sello operará sobre los 144.000 en la misma forma que lo hizo la sangre del codero pascual sobre los israelitas la noche en que fueron muertos los primogénitos de los egipcios. Éxodo 12:12-13 dice “Yo (Jehová) pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre Y PASARÉ DE VOSOTROS, Y NO HABRÁ EN VOSOTROS PLAGA DE MORTANDAD cuando hiera la tierra de Egipto.”

Este sello de Apocalipsis 7 protegerá también a los 144.000 en la misma forma que la señal de Ezequiel 9:4-6 protegió a los justos de Jerusalén: “y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno, PERO A TODO AQUEL SOBRE EL CUAL HUBIERE SEÑAL, NO OS ACERCARÉIS; y comenzaréis por mi santuario.”

Los pasajes citados de Éxodo y Ezequiel ponen en evidencia que existe una íntima conexión entre Israel y los sellos o señales o marcas puestas para protección durante un juicio o castigo divino. Esto constituye un fuertísimo argumento para defender que los 144.000 sellados son efectivamente israelitas. Veremos más adelante que resulta erróneo espiritualizar tanto el número como su integración.

Es cierto que Dios ha provisto de un sello también para su iglesia, pero según surge de Efesios 4:30, Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:22, el sello de la iglesia es un sello diferente al sello que aquí estamos analizando y que es puesto sobre 144.000 israelitas:

A) el sello de la iglesia es para redención, mientras que el sello de los 144.000 es para protección de los juicios apocalípticos;

B) el sello de la iglesia es recibido automáticamente al momento de creer en Cristo, mientras que el de los 144.000 es recibido en la tribulación y como consecuencia del accionar de ángeles específicamente encomendados para esta tarea;

C) el sello de la iglesia es recibido por todo aquel que cree en Cristo, mientras que el de los 144.000 solo es recibido por este grupo cuyo número debe interpretarse literalmente;

D) por su función, el sello de la iglesia no se identifica con el sello o señal que recibían los israelitas en Exodo 12 y Ezequiel 9, mientras que por su función, el de los 144.000 sí se identifica con el sello o señal de estos dos pasajes (nótese que inclusive el sello de Ezequiel 9 también era puesto en la frente);

E) existen otras diferencias menores que ayudan a confirmar la distinción hecha antes: a) mientras que el sello de los miembros de la iglesia es llamado sello del Espíritu, el sello los 144.000 es llamado “sello del Dios vivo”; b) mientras que la iglesia es sellada en su corazón, los 144.000 lo son en sus frentes.

Apocalipsis 14:1 nos revela que estos 144.000 tendrán escrito en la frente el nombre del Cordero y el del Padre. Esto nos coloca en buena posición para afirmar que el sello de Apocalipsis 7 se concretará en este nombre puesto en sus frentes. Nada se dice en cuanto a la visibilidad o invisibilidad de este sello, aunque todo hace indicar que el sello no será visible, más que nada porque Dios o sus ángeles no necesitan ver el sello para proteger a sus siervos.
 

Como vimos, de la lectura de Apocalipsis 9:4 surge que este sello impedirá que los 144.000 sean afectados por los juicios de la tribulación, al menos de los juicios de la quinta trompeta. En cambio, resulta difícil determinar si el sello librará a estos 144.000 de la persecución y muerte a manos del anticristo. Evidentemente que Dios tiene poder para librarlos de tal cosa, pero el punto es si lo hará o no. Noten que Apocalipsis 13:7 y Daniel 7:21 establecen que el anticristo podrá hacer guerra contra los santos y matarlos y que Apocalipsis 20:4 confirma esto cuando habla de las almas de los decapitados por causa del Evangelio. Asimismo, Apocalipsis 12:17 dice que Satanás entrará en persecución contra los descendientes de Israel.

El punto en cuestión es si estos 144.000 están comprendidos en este grupo de santos y descendientes de Israel que serán objeto de persecución. Entiendo que sí puesto que no hay argumento de texto para excluirlos de tal persecución y además el poder del anticristo es descrito o profetizado en forma suficientemente amplia como para extenderse sobre todos los santos sin excepción, incluidos los 144.000.

En el próximo post analizaremos los versículos 4 al 8 de este capítulo 7. En tal oportunidad veremos las razones que existen para interpretar literalmente el número 144.000 y el origen israelita de sus integrantes, así como también la razón de ser de estos 144.000 y su función durante la tribulación.

Otra es la historia del término primicias en Apocalipsis 14, puesto que allí el contexto es otro, la época de cumplimiento de esa profecía es otra y estos son llamados "primicias" precisamente porque son primeros en la cosecha postarrebatamiento. Resulta de vital importancia conocer el plan de Dios esbozado en Daniel 9 para entender como procederá DIOS en los últimos días con Israel. Zacarías 13 aporta muchísima información al respecto y aporta elementos para entender por qué razón estos 144.000 israelitas serán primicias:

1 En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.

2 Y en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia.

3 Y acontecerá que cuando alguno profetizare aún, le dirán su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová; y su padre y su madre que lo engendraron le traspasarán cuando profetizare.

4 Y sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.

5 Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud.

6 Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.

7 Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.

8 Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.

9 Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.


Esta profecía -leida juntamente con la de las setenta semanas de Daniel 9- es clara en cuanto a que:

* Dios volverá a tener trato con Israel al final de los tiempos.

* Dios pondrá a prueba a los israelitas por medio de una persecución mundial

* Como consecuencia de esa persecución muchos israelitas se volverán a Dios. El tiempo de tal reconciliación será de dura prueba, al punto que morirán 2/3 de la población israelita.

* Quienes acepten al Mesías en este contexto serán aquellos en los que se cumplirá "El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios".

* Como dice Romanos 11:25-26 "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad"

Y esta profecía NO ha tenido cumplimiento, por lo que mal puede identificarse a las primicias de Apocalipsis 14 con una generación pasada. El contexto no debe ser desatendido y siempre debe recordarse que las interpretaciones aisladas solo llevan a error. Resulta indispensable tener SIEMPRE PRESENTE EL ANTIGUO TESTAMENTO pues hay que tener presente TODA LA REVELACIÓN.

Este "todo Israel será salvo" es el remanente que pasa la prueba a la que refiere Zacarías y este remanente tiene un comienzo con los 144.000 y es por ello que son llamados primicias.

Apocalipsis 7:4-8 ...Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados."

Avancemos en el estudio de este capítulo 7, concentrándonos ahora en los 144.000.

Hasta ahora hemos establecido con bases bíblicas que:

1) Estos 144.000 son uno de los DOS grupos de personas que se nos presentan en este capítulo 7 y que por tanto son DIFERENTES a la multitud que viste ropas blancas;

2) el sello que tendrán estos 144.000 en sus frentes los protegerá de los juicios apocalípticos, al menos de las trompetas (Apo. 9:4);

3) Éxodo 12:12-13 y Ezequiel 9:4-6 confirman que este tipo de sello de “protección” en tiempo de juicio está en estrecha conexión con los israelitas;

4) que existen al menos 4 razones por las que este sello es diferente al sello que reciben los integrantes de la iglesia y que está mencionado en Efesios 4:30, Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:22.

A esto debemos agregar ahora lo siguiente.

El número 144.000 es literal. Nótese que mientras POR UN LADO el versículo 4 dice “Y oí el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel , POR OTRO LADO el versículo 9 dice “he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar”. Esto pone en evidencia que cuando el número no se puede determinar así se establece claramente en Apocalipsis (v. 9) y cuando es posible determinar el número, así también se establece (v. 4).

Tenemos en el mismo capítulo dos multitudes, una que se puede contar y una que no se puede contar o que Juan no pudo contar o no se reveló su número. Apocalipsis 5:11 nos da otro ejemplo de una multitud incontable cuando hablando de los ángeles alrededor del trono dice “y su número era millones de millones”. No nos equivoquemos espiritualizando el número y tratando de hacer que 144.000 sea equivalente a una multitud porque eso no es así. Cuando Apocalipsis habla de una multitud, así lo deja bien claro (Apo 5:11 y 6:9) y cuando habla de una cantidad exacta, así también lo deja claro (Apo 7:4).

Y por si alguna duda queda en cuanto a que efectivamente son 144.000 pues también puede verse la detallada descripción que hace el pasaje en cuanto a como se compone numéricamente esa cifra de 144.000 (Apo 7:5-8) ... “De la tribu de Judá, doce mil sellados .... De la tribu de Benjamín, doce mil sellados”. Es decir tenemos que la Palabra es clara en cuanto a que son 144.000 que se conforman con 12.000 elegidos o escogidos de cada una de las 12 tribus. Tres números en juego que aportan más evidencia a favor de la literalidad de la cifra.

Estos 144.000 son israelitas del Israel físico, sin que corresponda hacer ningún tipo de espiritualización respecto a la nacionalidad de estas personas o pretender identificarlos con la iglesia.

La identificación de los 144.000 con la iglesia presenta varios obstáculos por cuanto:

1) quedó demostrado que 144.000 es un número literal y la iglesia supera ampliamente ese número;

2) el periodo en el que aparecen los 144.000 es un periodo de juicio e ira y la iglesia no es destinataria de ninguna de las dos cosas;

3) el periodo en el que aparecen los 144.000 forma parte de un tiempo determinado o “cortado” para Israel y Jerusalén (Daniel 9:24);

4) la iglesia ya está sellada sin que sea necesaria re-sellarla (Ef. 4:30 y 1:13; 2 Cor. 1:22);

5) el pasaje pone especial énfasis en la ascendencia física de los 144.000 y la iglesia no tiene ascendencia física en Israel ni es posible identificar a sus miembros con tal o cual tribu;

6) la pertenencia a tal o cual tribu es una cuestión física o de la carne y resulta imposible hacer algún tipo de conexión física entre un integrante de la iglesia y una tribu;

7) las profecías indican la restauración de Israel al final de los tiempos (Romanos 11:25-31) y esta profecía de Apo 7:1-8 debe ser interpretada teniendo eso a la vista.

 

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